Piedra corazón
Armadillo de los Infante, San Luis Potosi 2003
Al medio día comenzó a ponerse caluroso, Guirnalda decidió quitarse el suéter y lo amarró a su cintura. Mientras seguía avanzando cuesta arriba por ese camino empedrado, se llevó la mano a la frente para cubrir sus ojos del sol y observaba la vegetación que enmarca los límites de ese río seco por el cual caminaban. Papá Rafael siempre avanza con ritmo constante lo que lo pone a la delantera de la expedición. Seguido por Azucena y Xochitl quienes van charlando de cualquier cosa, Violeta viene más interesada en brincar de una piedra a otra como si se tratara de un camino lleno de obstáculos. Mamá Heri camina entre Violeta y Guirnalda, constantemente le repite a Rafael que no debe ir tan rápido, en lugar de acelerar el paso parece más interesada en encontrar ramas largas para cada integrante. Toma la primera, pela de ella las ramas que sobresalen hasta que logra algo muy parecido a un bastón improvisado.
-Cruz!
-Papá contesta sin voltear como si ya supiera lo que insinúa mamá y le dice -Dáselo a las niñas.
Xochitl no quiere pero Azu lo acepta. El siguiente bastón se lo da a Violeta quien lo usa como espada contra los arbustos. El penúltimo bastón se lo ofrece a Guirnalda quien intenta acelerar el paso para alcanzar a papá. Y el último lo usa ella, orgullosa de proveer a su familia soluciones con cosas que encuentra a su alrededor.
En ese orden se forma una fila que por momentos se hace larga y por momentos se hace pequeña, cuando nos reunimos en un pequeño grupo papá comienza a contar una historia acerca de esos pasajes, una historia que su tío le contó, o su padre o su madre. De a ratos nos detenemos explorando construcciones que parecían ser casas.
Cuando llegamos a una curva en el camino Guirnalda vio algo encima de una piedra.
-Papá mira! ¿Qué es eso?
Todos se detuvieron y voltearon
- creo que es un ratón, contesto mientras lo observo a la distancia.
Xochitl se apresuró al escuchar la palabra “ratón”
Guirnalda lo observó por un rato, se quiso acercar más pero mamá le advirtió que no. Estaba patas arriba, petrificado y con la boca abierta, se le veían sus dientes. Le recordó a la cara de Violeta cuando se queda dormida en el coche.
-Paremos un rato aquí, dice papá. Fingiendo que les da un receso cuando en realidad todas saben que está intentando recordar cuál era el camino.
Esos paseos normalmente no llegaban a algún lado en especial, solo seguían el cauce del río, el camino de piedras para en algún punto regresar. El último descanso antes de regresar es donde pasan mayor cantidad de tiempo para recobrar energía. Mamá aprovecha para darles a todos una manzana y ofrecer agua. Guirnalda está sentada junto a Violeta cuando de pronto observa en el suelo algo hermoso, ve un diamante rosa en forma de corazón. Decide recoger su tesoro y llevárselo, al tomarlo se percata que es más pesado y grande de lo que imaginaba por lo que debe usar ambas manos y una considerable cantidad de fuerza. En ese momento escucha a papá anunciar la retirada. Mientras el grupo avanza Guirnalda decide alcanzar a papá para enseñarle su hallazgo. Conforme va rebasando a mamá y a Violeta se acuerda del bastón, lo dejo junto al corazón, era muy tarde para volver, mientras alcanza a Xochitl y Azucena reflexiona que le sería imposible sostenerlo pues el corazón la ocupa totalmente, además ya no necesita apoyarse en él pues el esfuerzo en bajar es menor. Papá se detiene y Guirnalda siente alivio de que por fin llegará a él.
-¡miren el ratón ya no está! yo creo que se hizo el muerto al escucharnos.
Guirnalda volteo de inmediato hacia la piedra, en efecto el pequeño ratón no estaba. Sintió una extraña satisfacción de encontrarse timada por aquel roedor.
-¡Papá, papá! ¡Mira!-Guirnalda le extiende el corazón a su papá- ¡es un corazón!
Papá toma con una sola mano aquella amorfa roca. Guirnalda sonriente continua caminando
- ¡Mira qué bonita!- exclamó papá-
caminaron un par de metros más. Cuando Guirnalda decidió que quería enseñarle su corazón también a mamá.
- oye papá, ¿Dónde está mi corazón?
- ¿Tu piedra? La dejé allá atrás.
-pero yo te la enseñe
Papá se sintió confundido mientras veía como la cara de Guirnalda se torno a una cara triste mezclada con molestia, tuvieron que volver al punto donde vieron el ratón la primera vez para encontrar la piedra. Después de un rato buscando, la encontró. Aunque era despistado hacía todo lo posible por consentir a sus hijas y no era la primera vez que hacía un gesto así por alguna de ellas.
-ten toma tu corazón- le dijo a Guirnalda tajantemente mientras deposita en sus manos la piedra- y solo tú la vas a cargar.
Guirnalda se sintió feliz de tener de vuelta su tesoro después de haber creído que lo había perdido para siempre, todo ello le demostró que no estaría a salvo con nadie más que no fuera ella, en cuanto sea seguro se lo mostraría a su mamá. Sabia que aun faltaba un gran recorrido de vuelta a la casa donde se hospedaban así que se quitó su suéter de la cintura y lo extendió sobre el suelo, puso la piedra encima, ató las mangas junto con las esquinas del suéter para hacer un saco y se echó aquel bulto por encima del hombro y siguió su camino.
La autora (izquierda) en su infancia, atrás su hermana y en el centro su primo en el viaje realizado a Armadillo de los Infantes en 2003. Archivo personal de la autora